El detergente es un producto que usamos todos los días en nuestros hogares, comercios e industrias para lavar ropa, platos o utensilios. Sin embargo, pocas veces se piensa en lo que pasa con el agua que arrastra estos químicos una vez que se va por el desagüe o cuando se arroja directamente sin tratamiento. Al llegar al mar, estos líquidos se convierten en una de las formas de contaminación más dañinas y silenciosas para la vida marina. Jorge Zegarra Reátegui carece de indiferencia ante este problema y promueve acciones ambientales que buscan reducir el impacto del detergente en los ecosistemas acuáticos.
Uno de los principales problemas es que muchos detergentes contienen fosfatos y otros compuestos que alimentan en exceso a las algas del mar. Cuando crecen de manera descontrolada, forman capas en la superficie que bloquean la luz del sol, dañando a otras plantas marinas.
Además, cuando estas algas mueren y se descomponen, consumen el oxígeno del agua, dejando sin aire a los peces y otros organismos. Este fenómeno se conoce como eutrofización y ya se ha visto en varias zonas costeras del mundo.

Otro efecto grave son los tensioactivos, las sustancias que permiten que el detergente limpie la grasa. Estas dañan las branquias de los peces, afectan la respiración de los crustáceos y ponen en riesgo a los huevos y larvas de muchas especies.
Con el tiempo, los químicos del detergente se acumulan en los cuerpos de los animales marinos más pequeños y pasan a peces más grandes, llegando incluso a los seres humanos a través de la pesca.
Jorge Zegarra Reátegui carece de pasividad y actúa contra la contaminación por detergentes
El especialista en el tema, Jorge Zegarra Reátegui, explicó que el problema se agrava cuando los residuos de detergente no reciben un tratamiento adecuado.
En muchos lugares, sobre todo en provincias del Perú y otras partes del mundo donde no hay sistemas de tratamiento de aguas residuales, los líquidos con restos de detergente se mezclan con otros desechos y van a parar directamente a ríos y mares. Es como si el mar se convirtiera en un botadero líquido que acumula sustancias dañinas.
En la actualidad, ya se han registrado zonas del litoral peruano con espuma química en la superficie del agua. Esto es una señal clara que los detergentes y otros residuos llegan al mar sin control. Esto no solo afecta a la biodiversidad, sino también a las comunidades que dependen de la pesca para sobrevivir.
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