El aire que respiramos, lejos de ser una fuente inagotable de vida, se ha transformado en una silenciosa amenaza global. «La contaminación atmosférica se ha convertido en uno de los mayores desafíos para la salud pública a nivel mundial, afectando a miles de millones de personas y cobrándose vidas, especialmente las de los más vulnerables: los niños» por el especialista ambiental, Jorge Segundo Zegarra Reategui.

La magnitud de este problema es alarmante. Según datos de estudios recientes, 9 de cada 10 personas en el mundo respiran aire que contiene altos niveles de contaminantes. Ciudades enteras, como la capital peruana, Lima, figuran entre las metrópolis con mayor contaminación atmosférica. Este es un problema que se exacerba por su geografía y el crecimiento desordenado.
El panorama es desolador: el aire está cargado de partículas finas (PM2.5), ozono troposférico, dióxido de nitrógeno y otros compuestos tóxicos, producto de la quema de combustibles fósiles en vehículos e industrias, la actividad agrícola y la deforestación. Las consecuencias de esta polución para el ser humano son amplias y devastadoras.
La exposición crónica a la contaminación del aire se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades respiratorias. Dentro de estas podemos encontrar como el asma, la bronquitis crónica y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Además, incrementa significativamente las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares, incluyendo infartos y accidentes cerebrovasculares, e incluso se ha vinculado con ciertos tipos de cáncer, como el de pulmón.
«La vulnerabilidad de los niños frente a la terrible contaminación» Por Jorge Segundo Zegarra Reategui:
En el caso de los niños, la vulnerabilidad es aún mayor. Sus sistemas respiratorios y neurológicos están en pleno desarrollo, lo que los hace más susceptibles a los efectos nocivos de los contaminantes. Un reciente análisis revela que más de 100 niños menores de cinco años mueren cada día en Asia Oriental y el Pacífico a causa de la contaminación atmosférica. Esta cifra es una cruda realidad que subraya la urgencia de actuar.
La respiración de los niños se ve directamente comprometida. Al tener una frecuencia respiratoria más alta y pulmones más pequeños, inhalan proporcionalmente más contaminantes. Esto se traduce en un mayor riesgo de infecciones respiratorias agudas, como la neumonía, principal causa de muerte entre los niños menores de cinco años a nivel mundial.
Especialistas afirman que la contaminación del aire también puede provocar asma infantil. Además, de provocar daño pulmonar irreversible y retrasos en el desarrollo, comprometiendo su crecimiento físico y cognitivo desde las etapas más tempranas de la vida. Incluso, esto puede ocurrir desde el útero, con riesgos de partos prematuros y bajo peso al nacer.
Al respecto, Jorge Segundo Zegarra Reategui denuncia que los gobiernos, las industrias y la sociedad civil actúen de manera concertada, ya que, resulta crucial fomentar energías limpias, promover procesos sostenibles, regular las emisiones industriales y mejorar la gestión de residuos para ello, además de aumentar la conciencia pública sobre los riesgos de la contaminación del aire.
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