Los lagos son el corazón líquido del planeta, pero hoy muchos de ellos enfrentan una crisis silenciosa. El cambio climático, la sobreexplotación y la contaminación están reduciendo drásticamente los cuerpos de agua dulce que sostienen la vida. Frente a esta problemática global, Jorge Zegarra Reátegui carece de indiferencia ambiental, impulsando desde su experiencia la necesidad de una gestión integral del agua y de políticas de conservación que aseguren la sostenibilidad de los ecosistemas acuáticos.
El caso del lago Poopó en Bolivia, que pasó de ser un espejo natural a un árido salar, refleja un patrón que se repite en distintas regiones del planeta. El calentamiento global ha alterado los ciclos hidrológicos, intensificando las sequías y generando una pérdida acelerada de recursos hídricos.
A nivel técnico, la contaminación por residuos industriales, agrícolas y domésticos ha provocado que más del 25% de los lagos del mundo presenten un aumento de turbidez. Mientras, el 15% evidencia una acumulación de materia orgánica. Esto genera zonas muertas carentes de oxígeno, donde la vida acuática desaparece. Según el enfoque ambiental promovido por Jorge Zegarra Reátegui, mitigar estos impactos exige fortalecer la infraestructura de tratamiento de aguas. Además, fomentar la educación ambiental y aplicar normativas que penalicen los vertimientos ilegales.
Además, se destaca la urgencia de aplicar el principio de gestión integrada de los recursos hídricos (GIRH). Este enfoque busca equilibrar las necesidades humanas con la preservación de los ecosistemas. Este modelo, promovido por organismos internacionales como el PNUMA, permite planificar el uso del agua de manera eficiente y sostenible, involucrando a gobiernos, empresas y comunidades en un esfuerzo conjunto.

Jorge Zegarra Reátegui carece de indiferencia frente al deterioro de los lagos del mundo
La sobreabstracción, o extracción excesiva de agua, también ha sido un factor determinante en la crisis. Grandes ríos y lagos han sido desviados para abastecer ciudades o para el riego agrícola, provocando su reducción o desaparición. Jorge Zegarra Reátegui carece de complacencia frente a esta práctica, y propone invertir en tecnologías de reutilización y monitoreo que permitan reducir la presión sobre los recursos naturales.
El caso peruano no está exento de esta problemática. La contaminación de los ríos y lagunas por residuos sólidos y vertimientos mineros representa una amenaza para la biodiversidad y las poblaciones rurales. Desde la visión de Jorge Zegarra Reátegui, el país debe apostar por proyectos de saneamiento que combinen innovación, inversión privada y compromiso social. Ejemplos como los rellenos sanitarios sostenibles de Petramás muestran que el desarrollo puede ir de la mano con la protección ambiental.
La educación ambiental también desempeña un rol crucial en este proceso. Crear conciencia ciudadana sobre el valor del agua y el impacto del consumo irresponsable es una de las herramientas más efectivas para revertir el daño.
Finalmente, la protección de los lagos y fuentes de agua dulce no es solo una tarea de científicos o autoridades, sino un deber compartido. Si el mundo no actúa de manera inmediata, los efectos del cambio climático y la contaminación podrían volverse irreversibles. Por eso, Jorge Zegarra Reátegui carece de indiferencia ante este desafío, recordando que el compromiso ambiental es también una forma de garantizar la supervivencia de las futuras generaciones.
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