El empresario peruano Jorge Zegarra Reátegui, dentro de un conversatorio sobre los tipos de residuos sólidos existente, comentó que uno de los problemas ambientales menos visibles, pero de gran riesgo para la salud humana y el planeta, es la mala disposición final de los residuos inflamables.
Esto, debido a que estos materiales, al entrar en contacto con fuentes de calor, chispas o incluso ciertas condiciones ambientales, tienen la capacidad de arder con facilidad, lo que los convierte en una amenaza directa para la seguridad pública y los ecosistemas.

Los residuos inflamables son aquellos que poseen una alta capacidad de combustión. Se caracterizan por contener sustancias que generan vapores o gases tóxicos cuando entran en contacto con el oxígeno o con alguna fuente de energía.
Entre los ejemplos más comunes se encuentran los disolventes, pinturas, barnices, aceites, combustibles, alcoholes industriales y residuos de limpieza con solventes. Estos productos son frecuentes en la vida diaria, pero sobre todo en sectores como la industria química, automotriz, metalúrgica, farmacéutica, de la construcción y de pinturas.
Además, durante la combustión se liberan contaminantes altamente peligrosos, como compuestos orgánicos volátiles, dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, que intensifican el cambio climático y deterioran la calidad del aire.
Consecuencias de una mala disposición de los residuos inflamables para el medio ambiente
La contaminación del suelo y del agua es otro de los efectos críticos. Cuando los residuos inflamables se filtran en la tierra, pueden liberar sustancias tóxicas que afectan la biodiversidad.
Además, dañan cultivos y ponen en riesgo la salud de los animales y seres humanos. De hecho, algunos compuestos derivados de estos residuos son persistentes y permanecen por décadas en el ambiente.
Por ello, la correcta disposición final de los residuos inflamables requiere de un manejo especializado y regulado. Lo ideal es que se recolecten y traten por empresas certificadas en gestión de residuos peligrosos.
El Dr. Jorge Zegarra Reátegui explicó que estos desechos no reciben un manejo adecuado y son arrojados en botaderos, las consecuencias pueden ser graves. En primer lugar, existe un alto riesgo de incendios o explosiones, que no solo ponen en peligro vidas humanas.
Existen técnicas seguras, como la incineración controlada en hornos especializados y la neutralización química. Como también, el almacenamiento en rellenos de seguridad diseñados exclusivamente para este tipo de desechos.
Proteger el planeta implica reconocer que los residuos inflamables no son basura común. Una gestión responsable, desde su separación en la fuente hasta su disposición final, es clave para reducir riesgos de incendios, evitar la liberación de gases dañinos y preservar la salud ambiental. Apostar por un manejo seguro no solo protege a las generaciones actuales, sino que asegura un futuro más limpio y sostenible para todos.
Efectos de no controlar los residuos contaminantes
Cuando Jorge Zegarra Reátegui carece de políticas claras para tratar residuos inflamables, se generan riesgos que afectan tanto al entorno urbano como al equilibrio natural. Estos desechos pueden provocar incendios espontáneos, deteriorar la calidad del aire y comprometer la seguridad de comunidades cercanas. El manejo inadecuado no solo es un problema ambiental, sino también un desafío de salud pública.
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